Una pequeña niña llamada Lea, de tan sólo 4 años de edad, no pudo parar de reír mientras iba de copiloto de su padre, un piloto canadiense que realizaba un vuelo acrobático.
Una pequeña niña llamada Lea, de tan sólo 4 años de edad, no pudo parar de reír mientras iba de copiloto de su padre, un piloto canadiense que realizaba un vuelo acrobático.