ESPECIAL Callejo TV
Bacalar.- En medio del calor húmedo de la selva quintanarroense, los ecos de una historia milenaria resuenan con fuerza en el corazón de los mayas modernos. Ichkabal, la ciudad maya más grande y monumental de Quintana Roo, ha dejado de ser un secreto que aguardaba entre las comunidades, para convertirse en una realidad que el mundo pronto podrá admirar.
Frente a esta majestuosa ciudad antigua, la gobernadora Mara Lezama, acompañada por el presidente Andrés Manuel López Obrador y la presidenta electa Claudia Sheinbaum, celebró lo que calificó como un momento histórico para la región y para México.
«Este es un día que marca el renacimiento de un pasado glorioso, un día en que los quintanarroenses y el mundo redescubren el poderío maya en su máxima expresión», declaró Mara Lezama con la emoción en sus palabras.
Con el sol iluminando las ruinas que habían permanecido ocultas bajo la espesura de la selva durante siglos, la gobernadora resaltó la importancia de Ichkabal, no solo como una aportación arqueológica invaluable, sino como un símbolo del compromiso de su administración con el rescate cultural y el desarrollo social.
En su mensaje, el presidente López Obrador fue claro y contundente al elogiar el trabajo de la primera mujer en gobernar Quintana Roo. “Tienen ustedes a una extraordinaria gobernadora; es de justicia reconocer el trabajo de Mara en estos dos años”, afirmó ante una multitud expectante. Con una voz cargada de reconocimiento, el mandatario destacó que Mara Lezama ha puesto el ejemplo para muchos que gobernaron este estado en el pasado. «Pero ninguno como ella», subrayó.
La gobernadora, visiblemente emocionada, recordó cómo durante décadas Ichkabal fue utilizada como una promesa vacía de campañas políticas, pero que nunca vio avances. «Los gobiernos neoliberales prometían y prometían, pero decían que era imposible», remarcó, con firmeza. Sin embargo, bajo la Cuarta Transformación, en un gobierno comprometido con la justicia social, ese imposible se ha convertido en realidad.
López Obrador, en una de sus últimas giras como presidente, recorrió Ichkabal junto a Sheinbaum y Lezama, mientras las imponentes estructuras mayas parecían testigos de un renacimiento histórico. Esta no fue solo una visita más, sino un acto de justicia, un reconocimiento a la grandeza de un pueblo ancestral que ahora, por fin, verá cómo el mundo admira lo que siempre les perteneció.
En el centro de la atención está Ichkabal, un sitio que, según los expertos, supera en monumentalidad a cualquier otra zona arqueológica del país. Este lugar, que albergó el centro político del poderío maya, ahora será un imán para el turismo arqueológico, promoviendo no solo el desarrollo económico de la región, sino un desarrollo con «prosperidad compartida», como destacó la gobernadora.
El presidente también aprovechó para agradecer a los ejidatarios y habitantes de la región por su apoyo, remarcando que el Tren Maya será el puente que traerá el progreso del norte al sur de Quintana Roo. Con el Tren Maya, añadió, se fortalecerá el circuito turístico que incluye otras joyas arqueológicas como Kohunlich, Dzibanché y Oxtankah, consolidando así una ruta que conectará el pasado glorioso de la civilización maya con el presente vibrante de Quintana Roo.
La gira de supervisión fue, sin duda, un evento histórico. López Obrador se despidió de Quintana Roo, dejando en manos de Claudia Sheinbaum la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación, y en Mara Lezama, la certeza de que la justicia social y el desarrollo seguirán floreciendo.
El viento acaricia las ruinas de Ichkabal, como si la selva misma celebrara el regreso de esta ciudad a la vida. Hoy, Quintana Roo no solo revive su pasado, sino que se proyecta al futuro con la promesa de un crecimiento sustentable y el compromiso de que el bienestar será para todas y todos.
Este es el nuevo rostro de Quintana Roo: un estado que mira hacia adelante, sin olvidar jamás la grandeza de su herencia maya.