Dr. Miguel Borge Martín /Columna invitada

El 24 de mayo de 1991 marcó un hito en la historia de Quintana Roo con la firma del Decreto de Creación de la Universidad de Quintana Roo (UQROO), un proyecto largamente anhelado por los quintanarroenses y que enfrentó obstáculos de alto nivel antes de su consolidación.
Miguel Borge Martín, entonces gobernador del estado, compartió recientemente detalles inéditos sobre el proceso de gestación de la universidad. Según explicó, el éxito del proyecto se debió a tres factores clave: la presentación convincente del plan al entonces presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari; el seguimiento meticuloso de una estrategia bien definida; y el entusiasmo de todos los involucrados, desde abogados y arquitectos hasta obreros y transportistas.
Sin embargo, no todo fue sencillo. A pocos días de la firma del decreto, Borge Martín recibió llamadas inusuales del secretario particular del presidente, Andrés Massieu, y del jefe del Estado Mayor Presidencial, el general Arturo Carmona Merino. Ambas consultas coincidían en un punto: la firma del decreto en Chetumal.



Preocupado por la insistencia, el exgobernador decidió indagar y descubrió que tanto Manuel Bartlett como Ernesto Zedillo se oponían al acto. Bartlett abogaba por la creación de una universidad tecnológica en su lugar, mientras que Zedillo, como secretario de Educación, tenía reservas sobre la transferencia de recursos para el proyecto. La firmeza de Borge Martín fue clave para destrabar la situación. Luego de conversaciones directas con ambos funcionarios, logró que reconocieran acuerdos previos y permitieran la firma del decreto.
En un acto celebrado en el Salón Bellavista del Boulevard Bahía de Chetumal, Salinas de Gortari rubricó el documento como Testigo de Honor, sellando oficialmente el nacimiento de la Universidad de Quintana Roo. En su discurso, el presidente destacó la perseverancia del gobernador, quien “supo tocar fuerte para que se abrieran todas las puertas”, en alusión a las negociaciones que permitieron la concreción del proyecto.


Así, la Universidad de Quintana Roo se convirtió en una realidad, consolidándose con los años como una de las instituciones de educación superior más importantes del sureste del país. La historia de su creación es un testimonio del compromiso de una administración que supo sortear dificultades y que, con determinación, logró materializar un sueño colectivo.