El papel discordante de los miembros de la familia Joaquín

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Por Antonio Callejo

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+ La `idea´ de que los `Joaquín´ tienen derechos naturales a gobernar, es imputable en mucho a la oposición al PRI

 + Por tercera ocasión, un miembro de ese clan cozumeleño rema en contra del partido que les dio privilegios y posición social

En cada uno de los más recientes procesos sucesorios rumbo a la renovación de la gubernatura, miembros de la familia `Joaquín´, herederos del cozumeleño `Tatich´ Don Nassim Joaquín Ibarra, se han convertido en factores discordantes de la inercia de los procesos de selección de candidato del PRI, origen ideológico y trampolín económico de todos ellos.

Luego de que ocupó la gubernatura el más adelantado de la camada, Pedro Joaquín Coldwell, quedó una especie de `leyenda urbana´, en forma de idea bizarra y que dice que los miembros de esa familia estarían destinados a repetir en el cargo, como si se tratara de una predestinación, entre mística y monárquica.

Ese factor, el del `fantasma´ de los apetitos todavía insatisfechos de algunos miembros de esa familia, es utilizado recurrentemente, en cada inter del proceso sucesorio, para chantajear al PRI de una presunta fractura, si la decisión no se inclinara a favor de un `Joaquín´.

En este sentido, hay que poner las cosas en perspectiva:

En algunas pocas semanas se conocerá el nombre del abanderado del PRI a la gubernatura del estado. Siendo que este partido tiene un récord de `carro completo´ en las últimas dos elecciones, una local y otra federal, es naturalmente entendible que las expectativas le coloquen como favorito para refrendar el gobierno estatal. Y en esa lógica, se debe reconocer que los priístas con posibilidades de acceder a esa preciada candidatura, se han mantenido dentro de un mismo cauce, sin transgredir ni mínimamente las rigurosas `reglas no escritas´ que los colocarían de inmediato en una situación de `rebeldía´ y, con ello, lejos de la nominación que buscan.

Es decir, se han mantenido dentro de los cauces marcados por la liturgia de ese partido, sumando voluntades y pasiones al proyecto del gobernador.

Mauricio Góngora Escalante, Paul Carrillo de Cáceres, José Luis Toledo Medina y Raymundo King de la Rosa, por mencionar a los más destacados, han refrendado en cada ocasión que se les presenta su pertenencia a un proyecto político único, bajo la conducción del gobernador Roberto Borge.

Esa es la forma de conducirse en este partido, que no por nada tiene décadas de mantener una presencia todavía primordial en el país, pese a las intermitencias en las que ha cedido gobiernos estatales e, incluso, el federal, a otros partidos.

 

La discordia en el PRI tiene apellido: `Joaquín´

Ahora, porque es evidente que así conviene a los intereses de la oposición, en algunos análisis aislados se ha pretendido presentar al grupo de reconocidos aspirantes priístas a la candidatura como una camarilla de políticos egoístas, que reman cada uno por su lado y en detrimento de la imagen de los demás, y en otros de plano como si fueran una camarilla fratricida, metidos en una jaula de todo vale en un `todos contra todos´.

Pero hay que ser honestos. La oposición al PRI, léase PRD y PAN principalmente, suele actuar de esa manera cuando no cuenta con los cuadros, propios o interpolados, para presentarse a competir de forma al menos aceptable.

Históricamente, no sólo acusan al PRI y, sobre todo, a su líder moral, en la persona del gobernador en turno, de manejar inadecuadamente el proceso sucesorio.

Es también parte de la historia cíclica que, no teniendo figuras o `cuadros´ políticos a la altura de la elección en ciernes, apuran su estrategia de inflar una candidatura `fantasma´ que presupondría una fractura en las filas del PRI.

Así, bajo el lema de `divide y vencerás´, en procesos anteriores los miembros de la oposición alentaron las presuntas candidaturas de priístas “inconformes”, que no dieron los resultados que esperaban.

En tiempos del ex gobernador Mario Villanueva, la oposición (PAN y PRD), querían beneficiarse de la ruptura del para entonces mandatario estatal con la federación, particularmente con el presidente Ernesto Zedillo, y pasaron por la idea frustrada de cocinar una candidatura de Jorge Polanco Zapata, el `delfín´ villanuevista por excelencia.

Finalmente, consiguieron su cometido pero para su frustración, cuando Villanueva dio una zancadilla a la candidata de Zedillo, Ady Joaquín Coldwell, quien sí oyó el canto de las sirenas , la hicieron candidata en el PAN pero con un resultado desastrozo.

Luego, con Joaquín Hendricks el PRD sobre todo alentó de la misma manera la candidatura de un empresario radiofónico, de orígenes priístas, que pudo haber ganado si no hubiera sido por la emergencia de un carismático candidato conocido como “Chacho”, que también era por cierto panista en un principio.

En el entretanto del proceso de sucesión en el PRI, ya con Félix González Canto como gobernador saliente, el PAN y el PRD hicieron lo mismo. Dejaron correr las versiones de que era probable que el para entonces diputado federal priísta, Carlos Joaquín González, renunciara al PRI para ir en una alianza opositora a su partido.

Lo que ocurrió ya se conoce y es parte de la historia. PAN y PRD se quedaron con candidatos débiles, que ni siquiera pintaron en los números finales. Francisco López Mena del PAN se diluyó luego de ese intento y Gregorio Sánchez Martínez del PRD ni siquiera alcanzó a ver el día de las votaciones, pues fue detenido antes por presuntos delitos de lavado de dinero y narcotráfico.

En el momento actual las cosas no son muy distintas. El PRI tiene un cerco de aspirantes alrededor del liderazgo del gobernador, en este caso de Roberto Borge Angulo. Ese mismo círculo es asediado por invectivas de la oposición y el ingrediente de la `discordia´ vuelve a ser otro miembro de la familia Joaquín. Y ahora por segunda ocasión Carlos Joaquín González, a quien la oposición (PAN y PRD), ven nuevamente con `buenos ojos´.

El aliento de líderes del PAN y PRD a favor de Carlos Joaquín tiene el mismo objetivo que vieron frustrado antes. Alentar una presunta fractura en el PRI y tender una `cama´ en forma de candidatura a un miembro de esa familia cozumeleña.

Luego entonces, si persiste esa idea de que los `Joaquín´ tienen una especie de merecimiento `natural´ para gobernar Quintana Roo, es en mucho responsable esta oposición, que tiene el atrevimiento de quejarse de autoritarismos, pero que añora el absolutismo y la aristocracia. @Antoniocallejo

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